sábado, 12 de noviembre de 2011

REFORMA LABORAL? PARA QUÉ?

Ya no recuerdo cuando comenzó la crisis, cuando comenzaron a tambalearse los mercados y las agencias de calificación hundían a países como el que juega a hundir la flota.
No lo recuerdo, y quizás sea porque la clase trabajadora a la que orgullosamente pertenezco, siempre hemos estado en crisis, siempre hemos tenido que ajustarnos el bolsillo a un menguado salario y a malvivir entrampándonos con bancos usureros y criminales. Esa es la realidad de la mayoría, no nos engañemos.
Y ahora se habla cada dos por tres de hacer otra reforma laboral. ¡No se cansan de tocar los cojones al pueblo estos profesionales de la mentira, del tejemaneje y la palabrería!
Ya han conseguido la jubilación a los setenta y siete años, con condiciones, es cierto. Pero si paso los 27 años que me quedan para los 65 metido en una cocina espero que no tengan la desfachatez de pedirme que continúe dos años más, porque entonces me vería obligado a secuestrar a un ministro de trabajo y encerrarlo varios días en una cocina para que pueda apreciar lo duro de nuestro trabajo.
No son pocas a su vez las voces que piden un aumento de la jornada laboral, - y es curioso que quienes piden eso no suelen ser gente asalariada, sino más bien políticos y empresarios - como si el destino de la raza humana no fuera otro más que el de vivir encadenado para siempre a la rueda de la producción, en la parte más baja del sistema capitalista.
Hablemos de la cocina. ¿Acaso no cumplimos ya con la jornada de 60h semanales?
Cualquiera sabe que cuando entras a trabajar en la hostelería el horario nunca se fija, se te dice cual es la hora exacta de entrada, y si tienes suerte, la hora aproximada de salida. Todos habremos oído alguna vez  eso de "aquí se sabe cuando se entra, pero no cuando se sale". Quizás los sindicatos lo desconozcan, pobres, están demasiado ocupados peleando por los derechos de sus afiliados. (el otro día leí una encuesta que les tendría que hacer reflexionar sobre su papel en la sociedad, y es que el 70% de los trabajadores no se sentían representados por los sindicatos)
Yo asumo mi trabajo, es más, me gusta mi trabajo, hasta tal punto que las horas se me pasan volando y las jornadas un vaivén de buenos y malos momentos. Pero como dice mi madre, pasión no quita conocimiento, y nuestro gremio no está para que abaraten el despido, para que faciliten los contratos basura y de media jornada, para el trabajo en negro y el abuso de los empresarios. No es eso lo que necesita un gremio que tanto da al P.I.B. de nuestro país.
Hay regiones enteras de nuestra tierra condenadas al sector servicios, yo mismo vivo en una de ellas, y no afrontar una reforma seria para profesionalizar nuestro sector va en detrimento de todos los actores implicados.
No sé que harán los nuevos gobernantes que vengan a salvarnos enarbolando la bandera del cambio y de las cosas bien hechas. Cuando mañana vuelva a mi trabajo poco o nada habrá cambiado de la realidad que torpemente he intentado describir.
Yo seguiré ejerciendo mi profesión con seriedad, con respeto, y sólo espero que los demás hagan lo mismo.
Nunca fue el dinero lo que me motivó para trabajar.
Eso se lo dejo a los bancos, a los especuladores, a los mercados, a toda esa gente sin alma que nunca quisieron entender.

No hay comentarios:

Publicar un comentario