jueves, 8 de diciembre de 2011

NAVIDAD, DULCE NAVIDAD...

Ya está aquí la navidad.
Tiempo de celebraciones, reuniones familiares y comidas de empresa.
Tiempo de buen rollo y felicidad donde abundan las buenas intenciones y todos por arte de magia nos volvemos excelentes personas. No es que critique el ambiente, que si, pero como la mayoría de las fiestas que celebramos su significado quedó muy atrás en el tiempo. Ahora lo que queda es una fiebre consumista en la que gastar es un sinónimo de estatus social, incluso en estos tiempos de crisis cuando la gente que realmente lo está pasando mal lo pasa aún peor.
No me gustan los tópicos aunque creo que voy a recurrir a uno, creo que las navidades de hoy no tienen nada que ver con las que disfruté de niño.
Este mes tan largo y tan tedioso es perfecto para todos los cocinillas que inundan sus blogs con menús y recetas para estas fiestas. Miles y miles de recetas.
Me gusta que mi bandeja de entrada se llene de tan ricas propuestas, o que cuando visite alguna página de internet encuentre nuevas ideas sobre que poner en la mesa, que vinos tomar o como decorar la mesa. Es loable el esfuerzo de todas las personas que con mucha ilusión y ganas de compartir propones sus recetas, sus platos. Infinidad de fotos y vídeos con los más variados ingredientes y tendencias.
Todo esto forma parte del gran auge que la gastronomía ha tenido en nuestro país, aunque a veces parece que se nos olvida que en este país había negocios de restauración y cocineros mucho antes que el Bulli.
Yo personalmente disfruto con todo esto. Pero cuando comencé a escribir mi blog y no sabía bien que pretendía, si tenía claro en cambio lo que no quería, y era un blog donde dar consejos y recetas de cocina. Eso no era para mi.
A mi me gusta hablar de otras cosas. Salvo por hoy, que quiero hablar de una receta.

Me gusta ojear recetas, muchas, tantas que algunas por repetición se me han quedado grabadas. En las estanterías de mi biblioteca hay unos cuantos recetarios que voy ampliando  cuando en un bajón emocional me compro libros de cocina en librerías de viejo.
Quizás este buscando una receta en concreto que no encuentro, una receta muy especial que a lo mejor nunca se ha escrito.
Esa receta tiene muchos ingredientes, o muy pocos, porque eso a veces depende de nosotros y otras veces no. Hay muchas formas de elaborarla, tantas como la imaginación de cada cual pueda o sea capaz de volar.
Juro que la he buscado, que la sigo buscando. Pero la receta se resiste, hasta el desaliento muchas veces, y es cuando me acuerdo de la palabras de una viejo maestro "hagas lo que hagas, hazlo bien". Ese es el único consuelo que tenemos los buscadores cuando todo lo demás parece fallar. Lo único que he podido aprender de la receta es un único ingrediente que parece imprescindible para el buen resultado de la misma. Ese ingrediente es el AMOR, y la receta que busco es la de la vida, total, completa en si misma.
¿Iluso? Quizá. Pero, ¿quien no querría tener una receta para confeccionar su vida?...

THE RECIPE OF LIFE
¿Sabéis que es una de las mejores cosas que tiene la cocina? Cuando empiezas a coger ingredientes que tienes a mano y por intuición vas confeccionando un maravilloso plato al que has puesto todo lo mejor de ti. Algo mágico sucede, y esa magia tal vez sea estúpido transcribirla, porque no pertenece a nadie y es de todos.

4 comentarios:

  1. Esta muy bien el blog, no lo conocía hasta ahora, me pasaré más a menudo a leerlo. Aprovecho para felicitarte el 2012, un saludo!!

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    1. Gracias por tu comentario, esto no tiene mayores pretensiones, y con tu opinión las pocas que tenia se ven inmensamente satisfechas. Gracias e igualmente, feliz 2012.

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  2. La cocina es un arte.. no hay nada tan especial com un buen plato hecho para alguien con cariño

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    1. No podía estar más de acuerdo, a pesar de que la cocina, como todo en la vida, tiene sus luces y sombras. Gracias por su comentario.

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