Son muchas las cosas que me viene a la cabeza a la hora de hablar de mi tertulia. La Nieblina para mí ha sido el sustento y el alimento de mi espíritu durante demasiado tiempo, era mi descanso, mi páramo, el abrevadero donde refrescar mi alma con el agua clara de mis compañeros, no pudiendo evitar que a veces esas aguas fueran negras y ponzoñosas. Durante mucho tiempo pensé que mi tertulia era como un ring de boxeo donde los entrenamientos no valían, allí se iba a combatir, allí era el lugar donde probar tus fuerzas, donde los demás sabían de ti y tú de ellos y se admitía que los golpes llegaran sin aviso y a veces hasta a traición.
Aquí estamos Juan, Luis, Benjamín y quien esto escribe. |
Estos dos sinvergüenzas son Fernando y Luis, mis titos. |
Hombres y mujeres que dejaron cosas y se llevaron otras tantas. Lastima no haber guardado algún tipo de testimonio de todos esos rastros cuyos rostros con el paso del tiempo se van difuminando y perdiéndose en la memoria. Estas dos fotografías son las únicas que guardo de mi tertulia, las demás están en mi corazón y ahí seguirán hasta el día de mi muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario